viernes, 25 de noviembre de 2016

Libros que encontré por casa.

Mi casa siempre ha estado llena de libros. Cuando empecé a apasionarme por la literatura, decidí buscar entre los libros de mis padres y encontré muchos de los que hoy son algunos de mis favoritos.


Desde que empecé a interesarme por la literatura mi padre no había parado de insistir en que leyera Juan Salvador Gaviota. Al final, para no escucharlo más, lo leí.

Encontré una novela preciosa, sobre la libertad, la soledad, el aprendizaje; encontré a otro 'bicho raro' en el mejor momento, cuando empieza la adolescencia y todos nos sentimos perdidos.
Con este libro descubrí que los límites los pones tú, que siempre encontrarás alguien con quien compartir aquello que te apasiona.



Cuando encontré Demian, le pregunté a mi padre si me gustaría (después de leer El lobo estepario tenía serias dudas con Hesse), pero él no recordaba qué sintió con ese libro, hacía demasiados años ya.
Lo empecé con miedo, con la sensación de que no llegaría a entenderlo. Pero Demian fue todo lo que necesitaba a los 16 años. Hallé una novela de crítica: a la sociedad y a la religión. Encontré una novela que exploraba las diferencias entre la pobreza y la riqueza, el bien y el mal... Una obra que nos hace preguntarnos quiénes somos, algo que todos debemos hacer en algún momento.




«Quería tan solo intentar vivir aquello que tendía a brotar espontáneamente de mí. ¿Por qué había de serme tan difícil?»









 Leí este libro este verano. Mi padre lo dejó a la mitad, no era lo que él esperaba. Sin embargo, yo encontré un tesoro.
En estas páginas conocí el relato de una mujer y la dura decisión de tener o no al pequeño que espera.
Una obra en la que se muestran los problemas a los que deben enfrentarse las mujeres, y más en aquella época, en 1975. Resulta sorprendente cómo esta mujer se enfrenta a los que la rodean y le reprochan que vaya a ser madre soltera y decide seguir adelante ella sola, porque puede, porque no necesita a nadie.
Creo que merece mucho la pena adentrarse en estas páginas.


Probablemente casi todo el mundo haya leído La insoportable levedad del ser. Se lo quité a mi padre de la estantería hace años y aún no lo he devuelto. Todavía hoy, más de seis años después, sigo encontrándome en estas páginas.
Dos parejas, celos, sexo, amor, debilidades, traiciones... Teresa y Tomás, Sabina y Franz. Cuatro personas que acaban siendo una en el lector. Lo he releído varias veces, y aún me faltan muchas más. Aún me queda tiempo para seguir sintiéndome Teresa, para perseguir esa libertad que busca Sabina.

La sonrisa estrusca no es ni de lejos mi novela favorita, pero me encantó tantísimo la evolución del personaje, los cambios que hace en su vida solo por hacer feliz a su nieto, cómo acaba limitando su mundo a ese pequeño... Es una novela tierna, dulce (incluso al final, cuando las lágrimas ya no me dejaban leer) y perfecta para estrujarte un poquito el corazón.




Puede parecer que lloro con todos los libros (es cierto que me paso de sensible) pero es que este lo merece. Lo encontré en la estantería de casa y, sin saber nada del libro, me decidí a darle una oprtunidad.
Quizá sea por la relación de la niña con los libros, porque la historia la narra la muerte y eso me fascinó o por la relación con el padre..., el caso es que me enamoré y lo leí en un día.
Estaba harta de las historias de la II Guerra Mundial, pero me encantó demasiado el papel de la niña, su pasión por los libros...
Es tan bonito que tengo que releerlo de vez en cuando.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Lecturas de noviembre





Una novela compuesta por distintas historias que van enlazándose conforme avanza.
Una obra experimental en la que se mezclan recuerdos, diálogos de los distintos personajes y pensamientos.
Más de una semana después de haberlo leído, sigo sin haberlo entendido del todo.






 
Poesía y prosa unidas en una obra dura y tierna que te parte por la mitad pero te impide apartar los ojos del texto.
Una historia preciosa acompañada de unos poemas aún más bonitos.
Lo mejor de la obra fue, sin duda, que no me esperaba para nada lo que ocurriría. Y lo que pasó fue que me harté de llorar.
(Además de ser una novela preciosa tiene una cubierta bonitísima de Paula Bonet)

«Perdón. Perdón por no haberme contado nada. Perdón por irse y dejarme solo. Perdón por todos estos meses de dolor. Perdón por no llevarme con ella. Perdón por quedarse en mí de esta manera. Perdón por el recuerdo. Perdón por lo que olvido. Perdón por lo que nunca viviré. Perdón por haberme querido. Perdón por haberse dejado querer. Perdón. Perdón por la vida. Perdón por todo. Perdón».


Aunque había leído muchos de los poemas en internet, me moría de ganas de tener el libro. Poemas sobre el abuso, la violencia, el feminismo y el amor propio. Los textos van acompañados de ilustraciones sencillas y bonitas. Un libro capaz de hacerte sentir bien, que te hace pensar, durante un rato, en ti misma únicamente. Esta mujer te hace sentir a gusto con tu propio cuerpo, y eso es suficiente motivo para leerlo. 


«when you are broken
and he has left you
do not  question
whether you were
enough
the problem was
you were so enough
he was not able to carry it»


 Empecé a leer esta obra sin saber absolutamente nada de ella. Y menos mal.
En esta historia, Modiano me ha llevado a unas calles de París que desconozco y por un momento me he sentido parte del argumento.  Además, ha conseguido impresionarme con un final que, aunque me lo imaginaba, me ha dejado muda.
Una novela que gira en torno al poder de la memoria y el misterio que rodea a la protagonista. Tan bonita que buscaré más obras de Modiano.


Cogí este libro pensando que me encantaría: una novela sobre una bibliotecaria que vive rodeada de libros maravillosos, ¿qué podía salir mal?
Al principio me pareció un libro entretenido, sin más. En algún momento solo deseé que la bibliotecaria se callara. Una obra protagonizada por una mujer antigua y amargada que me hizo querer dejar el libro a la mitad.





viernes, 4 de noviembre de 2016

#LeoAutorasOct

Después de darle muchas vueltas he decidido crear este rincón para poder hablar de los libros que voy leyendo (que espero sigan siendo muchos).

Octubre ha sido el mes de las autoras. Gracias a esta iniciativa he conocido a autoras como Clara Janés, Hiromi Kawakami, Piedad Bonnett o Jenny Offill.

Todo empezó con este libro. Ya había leído a Virginia Woolf pero no sé cómo explicar la sorpresa que me llevé al leer esta obra. Las olas está formada por las reflexiones de seis personajes a través de los cuales vamos viendo el desarrollo de sus vidas. Al leerlo tenía la sensación de estar leyendo un extenso poema, Woolf consigue crear un ritmo tan armonioso y bello que quedé enamorada. 

«Deseé abrir las manos hasta ahora unidas y dejar caer al suelo mis posesiones, y limitarme a estar en pie aquí en la calle sin participar, contemplando el paso de los autobuses, sin deseos, sin envidias, con lo que muy bien podría ser ilimitada curiosidad acerca del humano destino, si mi mente conservara aún cierto filo. Pero carece de él en absoluto. He llegado. He sido aceptado. Nada más pido».    



Descubir a Clara Janés fue una suerte. Ver cómo habla del deseo femenino en su obra, de esa forma tan liberada, me llevó a buscar más libros suyos.


 Mi pequeña obsesión con la literatura japonesa me hizo buscar este libro.
Como no podía ser de otra forma, este libro trata de la soledad pero también del amor.
Una novela que, como el amor que surge entre los personajes protagonistas, avanza poco a poco, de forma natural y dulce.
Es una obra tan bonita que no pude evitar llorar al final.





 Elena Barrio y Henar Bengale han creado este pequeño y bonito fanzine en el que unen fotografía y poesía. Está hecho con tanto mimo que dan ganas de no dejar de mirarlo.

                                «Y ahora
mi sonrisa calmada
toma el Sol,
bebe luz».

  Me enamoré de la poesía de Ana Rossetti en Deudas contraídas (La Bella Varsovia, 2016), creo que es de los mejores que he leído. 
Quizá fueron las expectativas que llevaba pero este poemario no terminó de gustarme. Mientras que en Deudas contraídas me encontré con una poesía social dura y necesaria, aquí me encontré con el erotismo; no era lo que buscaba.

Después de Kitchen no leí nada más de Yoshimoto así que utilicé esta iniciativa para volver a enamorarme de su narrativa. Todas las obras japonesas que he leído son tiernas, sencillas; hablan del dolor, la amistad, el amor y la enfermedad de una forma tan natural que a veces me hacen sentir que toda la historia es irreal, como un sueño. Y justo eso me pasó con esta obra (también me hizo sentir una ternura infinita por Tsugumi).


Cuando terminé Nada se opone a la noche decidí que necesitaba un tiempo para volver a esta autora y en octubre decidí que ya era hora de continuar.
Días sin hambre no es una novela tan desgarradora como Nada se opone a la noche pero es igualmente dura y pertubardora, consigue llegar tan adentro que sin darte cuenta te sientes parte de la protagonista. 
Laure es una joven de 19 años que pesa treinta y seis kilos. Para ella la anorexia es una forma de huir de todos sus problemas. 
Delphine de Vigan nos hace partícipes de sus miedos, de su lucha interna por volver a comer y de su intento de recuperar su vida, antes de que la soledad y el miedo se apoderaran de ella.
Después de leer esta obra solo puedo mantener lo que afirmaba hace meses: Delphine de Vigan es una de las mejores escritoras que he leído. 


Conocí a Piedad Bonnet en una conferencia en la que hablaron sobre las heridas y cómo estás cicatrizan. Después de eso no pude evitar ir a leerla. Su poesía es sencilla, huye de los excesos y consigue una belleza y claridad preciosas.
De Gioconda Belli me quedo con el poema que escribe sobre Woolf:

 «Virginia Woolf apagó su llama
como virgen prudente
indestructible y sin rendirse
al final de aquel último otoño.
¡Ave Virginia!».


 Este libro ha sido la joya del mes. Me duró un par de horas porque fui incapaz de soltarlo después de leer la primera página.
Cuando alguien me pregunta de qué va no consigo decir nada coherente, solo podría decir esto: trata de la vida.
Es una obra cruel, dulce, real y tierna en la que la que vemos la historia de una familia.
Lo que más me maravilló fue cómo convierte una historia tan común en una completa obra de arte.



Leí este libro porque la protagonista es la correctora de una gran editorial y eso ya es suficiente para llamar mi atención.
Una novela sencilla en la que la ciudad tiene un papel muy importante y que reune a dos personajes obsesivas que te mantienen atenta a la historia.
Sin embargo, siento que me faltó algo.





 Pensaba que el 18 de octubre no llegaría nunca pero llegó.
Anne Sexton, Clarice Lispector, Sylvia Plath... Paula Bonet reúne a escritoras y consigue crear un refugio en el que no me importaría quedarme mucho tiempo.
La sed es un terremoto bello en el que se habla de mujeres, desamor y soledad, todo acompañado de unas ilustraciones tan hermosas que es imposible no contemplarlas una y otra vez.


Espero que noviembre me traiga más libros bonitos.